Normas

En construcción

De acuerdo con la Declaración de Antequera, el Rebate de Alameda es un proceso "auto-reglamentado". Esto quiere decir que las normas del Rebate son decididas desde dentro del proceso, por las personas que participan en él.

La participación en el Rebate implica también participar en la decisión de sus normas. Todas las personas que participan tienen capacidad para evaluar y modificar las normas del Rebate, cumpliendo con sus principios básicos y dentro de los ámbitos de decisión negociados con el Ayuntamiento.

Hasta el día de hoy, el Rebate no tiene un reglamento propiamente dicho. Tiene, no obstante, un conjunto de normas claro y definido, conocido por todos sus participantes, y que se evalúa año a año en la Mesa de Representantes.

En diciembre de 2008, el Ayuntamiento lanzó las reglas con las que el Rebate comenzó a funcionar, y que están basadas en la experiencia del municipio sevillano de Las Cabezas de San Juan, pionero en presupuestos participativos a nivel europeo.
 
Desde entonces, estas normas nunca se han plasmado por escrito de forma íntegra, aunque han gozado de publicidad: oral (se han expuesto en múltiples reuniones, tanto con políticos como con técnicos y vecinos) y escrita (a través de la crónica del primer año realizada en el boletín-provocación "Más Allá del Rebate").

El núcleo esencial de estas normas ha permanecido estable, algo que pensamos que es básico para que el Rebate sea creíble: las normas del Rebate no las cambia el Ayuntamiento de forma arbitraria, ni ceden a las presiones de ningún colectivo. Sólo pueden alterarse en su espacio propio de discusión y ratificación, que es la Mesa de Representantes.

Además, se ha cuidado  el cumplimiento de otra serie de características no menos importantes como la sencillez (en los procedimientos – reduciendo al máximo las complicaciones), y la claridad (en la exposición - contadas para que todo el mundo las entienda).

Por otra parte, siempre se ha hecho hincapié en la vigencia provisional de estas normas, y en la necesidad de evaluar cada proceso, cada año, según los resultados, para autorregular el proceso de forma participativa.