Metodología

El Rebate adopta una metodología participativa: la protagonista es la gente, no la técnica. El punto de partida, en lo metodológico, es lo que se conoce como "Investigación-Acción Participativa", aunque también recibe aportaciones de otras propuestas (como el "Ilusionismo Social") con puntos de vista comunes dentro de las llamadas "metodologías participativas".

En todas ellas se trata de devolver a la gente su carácter de “sujetos” de la intervención social. En otras palabras, se trata de que todas las personas, y no sólo los técnicos y los políticos, sean quienes "digan" y "hagan" lo que tenga que decirse y hacerse colectivamente. Esto conlleva, entre otras cosas, valorar el papel de las culturas populares dentro de la "intervención", y no sólo acudir al lenguaje técnico, científico o burocrático, que termina funcionando como un mecanismo de exclusión para la mayoría.

Utilizar este tipo de metodología significa también que el Rebate trata de ser algo más que un "presupuesto participativo". El Rebate no se agota en sus procedimientos (como pudiera ser cómo se deciden las obras del PER o las actividades juveniles en el presupuesto participativo). El Rebate evoluciona como un proceso sin responder a patrones preconcebidos. Esto debe ser así porque el núcleo del Rebate no es tanto lo que efectivamente se hace (las obras, las actividades), sino el tipo de relaciones sociales que construye. El Rebate aspira, sobre todo, a influir en las formas de relacionarse la gente en el pueblo, a través de las formas de relacionarse a las que da lugar dentro del Rebate: hablar todos, protestar, respetar -pero no callarse nadie-, conocer y conocerse, proponer, hacer alianzas y estrechar vínculos, quererse mejor y actuar entre todos y todas, como se hace en cada uno de los espacios y momentos en los que el Rebate se desarrolla.


Sus principales características son:

• No es lo que un Ayuntamiento hace por sus vecinas y vecinos. Es cómo se relaciona con ellas y ellos, entre ellas y ellos. El Ayuntamiento no sólo hace cosas: se comunica, entra en comunicación con las vecinas y vecinos. Y puede decirles "que se callen" o, por el contrario, que "nos importa todo lo que digais" (aplicación de un "paradigma comunicativo" de la intervención pública).

•  El Rebate trata de transmitir el segundo mensaje. Se trata de romper la barrera que suele alejar a un Ayuntamiento de la gente. Busca un tipo de relaciones más de igual a igual y, sobre todo, donde nos entendamos todas y todos (introducción de nuevos lenguajes en la relación entre la Administración y la ciudadanía).


• “Implicación cotidiana”. Se busca que cada vez más personas se involucren en el pueblo. Pero no sólo en lo que "organiza el Ayuntamiento". El Rebate busca apoyar las formas cotidianas de participación, las que hacemos entre todas y todos. Es decir, se trata de potenciar todas las formas que normalmente tenemos de unirnos para lo que nos importa en cada momento, y que cada cual elige libremente junto con otros/as (luchar por una reivindicación, organizar una fiesta, hacer una actividad...). Se trata de facilitar que esto suceda, dando por sentado que hay obstáculos que hacen que esto muchas veces no se dé: porque alguien dice que "no se puede hacer", que "lo tienen que hacer otros", que "lo hacen mejor otros", o porque "no se ha hecho nunca".

Por eso, hay que dedicar más tiempo y recursos en la implicación, sobre todo, de los sectores de la población que normalmente no son tenidos en cuenta: porque carecen de las habilidades para organizarse, les falta la motivación o simplemente no encuentran cauces para ponerse manos a la obra en la construcción de sus propios sueños y deseos (incorpora "mecanismos correctores").


• Se fomenta la discusión de los temas colectivamente, para contar con la máxima información y reflexión en todos los casos, y así poder actuar y corregir las actuaciones de forma deliberada (reflexividad).

• Como todos los problemas son complejos y todas las cosas suelen estar relacionadas, no se decir "de esto se habla y de esto otro no se habla". No se pueden restringir los temas y las cuestiones sobre los que la gente puede debatir y decidir. El Rebate, para ser últil, debe caminar a la par que los intereses de las personas. Esto debe respetarse, fomentando el "desborde" de los temas, es decir, que unos temas desemboquen en otros, y en otros. El Rebate demanda cada vez más implicación y mas coordinación entre las diferentes áreas municipales, que están al servicio de los problemas de las vecinas y vecinos (Vocación de transversalidad).

• El Rebate no limita las formas de participación, sino que las expande. Fomenta las formas de participación existentes, y crea nuevas formas donde los vecinos y vecinas pueden decidir (nuevas "estructuras de participación vecinal vinculante"). Surgen nuevas formas de decidir, que se van reinventando en cada caso. Por ejemplo, ha ocurrido en el trabajo con jóvenes (con su proceso autónomo de presupuestos participativos), en el “tendedero de los deseos”, en la autogestión de actividades, la co-gestión de espacios públicos (como la Nave Joven) ("Apertura de las estructuras de participación").

• El Rebate reconoce el valor de las "culturas populares" y las participaciones cotidianas, que es  realmente cuando conciliamos el "hacer las cosas" con el "poder vivir a gusto". Las instituciones suelen sacrificar la utilidad de las formas cotidianas de hacer las cosas. Crean sus propias formas, más complicadas, para ser supuestamente más "eficaces". Sin embargo, muchas veces la gente no llega a ver los beneficios de esta complicación, que parece hecha más bien a la medida del Mercado ("que quienes tienen dinero puedan ganar cada vez más dinero", ) o del Estado ("que quienes somos mandados estemos cada vez más conformes con ser mandados"). Hay que ser críticos con las culturas de las instituciones y "des-aprender" sus formas burocráticas, para trabajar más como "gente".

• En último lugar, se tratan con cuidado las estrategias de comunicación, porque como vemos son muy importantes.

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